“Bancos de tiempo”
(Miguel Politis Jaramís Jefe Comunicaciones y Extensión Universidad Católica del Norte)
Una herramienta de participación social que se está multiplicando por el sistema de los “bancos de tiempo”, iniciativa que pretende acercar a las personas, desarrollando valores de cooperación y solidaridad y cuyo fundamento es el intercambio de tiempo, en lugar de emplear dinero como en los bancos tradicionales : Dar, recibir y compartir el tiempo ayuda a resolver necesidades de la vida diaria y también puede contribuir a solucionar horas de ocio.
Adquirieron fuerza en Italia, en 1992, cuando el sindicato de pensionistas de Parma puso en práctica el proyecto de intercambiar tiempo para resolver problemas de la vida cotidiana. La idea rápidamente se extendió, adquiriendo relevancia en los últimos años en varios países europeos y algunos latinoamericanos, siendo los municipios sus principales impulsores. Su estructura se basa en grupos de personas que intercambian su tiempo para la realización de diversos servicios.
Es decir, ponen a disposición del resto de los socios una lista de tareas que pueden ofrecer y unas horas determinadas de tiempo que pueden dedicar a esas tareas. A cambio reciben la misma cantidad de horas en servicios que necesitan, y que pueden proporcionar otros miembros del grupo. Por ejemplo, un socio pone a disposición de la asociación 10 horas de su tiempo para acompañar al médico a personas mayores. A cambio recibe 10 horas de tiempo del resto de los asociados para que le hagan sus compras, le cuiden los niños, o pinten una habitación.
La lista de tareas abarca todo lo que se pueda imaginar, siendo las ofertas más frecuentes el cuidado de ancianos, los trabajos domésticos como cocinar, hacer las compras, cuidar animales y plantas, pequeñas reparaciones domésticas como labores de costura, trabajos de electricidad o fontanería, asistencia computacional, clases particulares, práctica de idiomas, asesoría jurídica, etc.
En todas, el tiempo vale lo mismo, independientemente de cuál sea el servicio que se ofrezca. La clave del éxito, aseguran los seguidores del sistema, está en la necesidad que tiene la gente de relacionarse con su entorno, en una sociedad donde la forma de vivir ha cambiado radicalmente, perdiéndose la relación primitiva que existía entre los vecinos, e incluso entre familiares. En resumen, un valioso voluntariado recíproco donde se valora de la misma manera tanto el dar como el recibir, usando el tiempo como moneda de intercambio y practicando la igualdad, ya que una hora es igual para todo el mundo y todas las actividades se valoran de la misma manera.
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